Opinión

Ya trabajo yo para que tú disfrutes

La Firma de Guillermo Flores

"Ya trabajo yo para que tú disfrutes", la Firma de Guillermo Flores

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El pasado domingo me llaman del bar para decirme que hay un cliente que no quiere pagar. Me acerco al local y efectivamente se trata de una persona extranjera concretamente de Polonia, que manifiesta sin excusas que no va a pagar. Se acababa de comer un plato de jamón ibérico, un carpaccio de presa ibérica, postre, un refresco de naranja y café.

Hablo con él, con la ayuda de un traductor e insiste en que no va a pagar, que vive en la calle y que haga lo que quiera. Viste con una bermuda, camiseta, chanclas y lleva una especie de toalla manta al hombro. Es una persona joven, más tarde me informaron que de 44 años y aparentemente sana y aseada. No lleva ni tarjeta, ni dinero, ni ningún tipo de identificación.

Le hago saber que lo que está haciendo no está bien y que voy a llamar a la policía, a él le parece bien y no hace ninguna intención de escapar. Cuando llega la policía municipal y una vez les cuento lo ocurrido, le sacan del local y le piden que se identifique. El ciudadano polaco se limita a poner sus datos en una libreta que le facilita la policía y me dicen que para retenerle y comprobar su identificación es necesario que realice la denuncia, lo cual me aconsejan.

Acudo a comisaria y pongo la oportuna denuncia, trámite que me lleva unas 2 horas, y lo hago por principios, por si puedo evitar que vuelva a ocurrir, ya que sé perfectamente que no voy a conseguir que este cliente pague la deuda. Como se imaginan esto no es la primera vez que nos ocurre. La policía nacional descubre que este individuo tiene ya 8 antecedentes de este tipo en España. Durmió en el calabozo y fue llevado a juicio rápido por delito leve y puesto en libertad. Conclusiones: ¿debemos dudar o discriminar a una persona por su aspecto cuando entra en un local a consumir? Yo creo que no, a menos que sus condiciones higiénicas no sean correctas o esté ebrio.

¿Debemos asistir a la gente que pide ayuda? Yo creo que sí, en la medida de las posibilidades de cada uno, aunque hay muchas personas que vienen pidiendo y además originaríamos así un “efecto llamada” nada interesante para un local público. Sabemos también que alguno se lo gasta en alcohol. Con casi toda certeza les digo que, si este individuo nos hubiese pedido un bocadillo, se lo habríamos dado aunque no de jamón ibérico.

Y por último ¿debemos de ayudar a una persona que con lo puesto quiere conocer Europa, desplazarse, alojarse y comer por la cara?. Viajar solo o sola es una tendencia, también hacerlo en plan súper económico e incluso trabajando a cambio, pero hacerlo por la cara, consumiendo y no pagando… Este hombre, impasible ante esto, claramente acostumbrado y con la suerte de no haberse encontrado nunca con alguien violento enfrente, venía de Madrid y buscaba la playa. Unos trabajando para pagar nuestros gastos y poder disfrutar un poco y otros apuntados a las nuevas tendencias, no trabajar, viajar y no pagar. Moraleja: si cometo un delito leve y nunca me pasa nada, ¿por qué no volver a hacerlo? Les prometo que el próximo viernes hablaré de la brecha orgásmica.

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