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El riesgo de una manicura en el salón equivocado: "Cuando me duchaba con agua caliente, me dolían los dedos"

España cuenta con 27.000 centros de manicura para los que no es obligatorio tener una licencia específica, ni una formación homologada

Los riesgos de la manicura permanente

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Los salones de uñas han colonizado nuestros barrios. Ya son 27.000 centros con grandes escaparates, luz blanca en su interior, esmaltes de colores, y mesas en las que las manicuristas hacen su arte. En la ciudad de Madrid, por ejemplo, cada día abren y cierran sus persianas más de 3.700 negocios de estética. Una amplia oferta con la que hay que tener precaución: no es obligatorio tener una licencia específica para abrir uno de ellos ni se necesita una formación homologada. Saber en qué fijarnos para acudir a uno de ellos es básico para no tener problemas en el futuro. "Cuando me duchaba con agua caliente me dolían los dedos", ha contado una afectada en Código de Barras

Hacerse las uñas es una costumbre intergeneracional, sobre todo entre mujeres: "Hace ya más de 15 años que voy", ha contado una mujer de 80 años en el programa. "Desde que empecé la carrera en 2018 hasta ahora no he parado de hacérmelas", ha corroborado una chica de menos de 25. Uno de los factores que más ha influido en este auge reciente ha sido la creciente exposición en redes sociales de influencers con unas uñas perfectas, además de que la manicura permanente y semipermanente ha conquistado a muchas: uñas perfectas durante 3 semanas sin necesidad de retoques.

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Desde STANPA, la Asociación Española de Perfumería y Cosmética aseguran que este negocio es uno de los que más ha crecido en nuestro país en los últimos años. Un mercado que mueve 900 millones de euros al año y que ofrece un servicio a por lo menos 9 millones de usuarios anualmente. "Las barreras para abrir centros de este tipo son mínimas, se requiere un espacio pequeño, la inversión es reducida y con disponer de una manicurista con cierta habilidad, la actividad ya se hace viable", ha explicado Oscar Mateo, director de estudios de mercado de la asociación. Estas pocas barreras y controles han desembocado en la proliferación de muchos centros con una higiene y profesionalidad cuestionable. "No sé si fue por el producto o qué pero me quedé sin uñas nivel que me dolían los dedos al subirme los pantalones", ha explicado en el programa otra chica joven.

Que no exista una formación homologada de técnico de uñas dificulta mucho el control de las profesionales de la manicura. "La carrera de estética son 3 años de grado medio y el tema de las uñas solo ocupa 16 horas. Y además todavía están estudiando libros de 1975, no está actualizado para nada. Estamos en un momento en el que ser técnico de uñas no es ni legal ni ilegal, es alegal", ha denunciado Tundy, dueña de Crystal Nails, un salón de uñas con 20 años de trayectoria y centro de formación de cursos de manicurista. Englobar el tratamiento de las uñas como un asunto sanitario es primordial para evitar infecciones: "Hay que aprender sobre enfermedades y patologías para identificar los tipos de piel y saber prepararlas bien para no provocar hongos", ha insistido la experta.

Tundy ha recomendado tres detalles a los que prestar atención en un salón de uñas. El primero de ellos el precio: "Los salones que trabajan demasiado barato, es muy difícil que contraten a un personal cualificado. Mínimo 14 o 15 euros la manicura". El segundo, el sistema de esterilización: "Es necesario tener una maquinaria autoclave y un equipamiento que cuesta entre 1.200 y 3.000 euros". Y por último las limas: "Como no podemos esterilizarlas, mejor que sean desechables".

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La OCU también ha publicado un estudio sobre la peligrosidad de algunos esmaltes y desde la organización de consumidores insisten en la importancia de que estos no contengan hidroquinona metiléter, también conocida como mequinol, un compuesto químico con una alta toxicidad. Aunque, sin embargo, 16 de los esmaltes analizados por este estudio sí lo contenían. Ante el desconocimiento que la mayoría de la población tiene sobre la composición química de los esmaltes, Tundy ha aconsejado pedir en el salón de uñas la hoja de seguridad del esmalte: "En ella se confirma la toxicología del esmalte por la Unión Europea. A día de hoy, cuento con los dedos de una mano las marcas que cuentan con esta documentación".

El dermatólogo especializado en uñas Juan Jiménez también ha querido aportar su visión médica al programa: "Podemos identificar 3 problemas en esta práctica: la retirada de la cutícula, la no esterilización de algunos materiales que puede provocar dermatitis de contacto alérgica y, por último, las lámparas de secado, que utilizan luz ultravioleta y podría ser perjudicial para el futuro al aumentar el riesgo de cáncer de piel".

Laura Bermejo de la Flor

Laura Bermejo de la Flor

Periodista en la SER. Redactora de Código de Barras, un programa de consumo y mucho más. Apasionada...

 
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