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Xavier Legrand: "Al hablar de violencia contra las mujeres hay aún una negociación con el problema. Deberíamos hablar de la violencia de los hombres"

El director francés, autor de 'Custodia compartida', estrena 'El sucesor', película que se mueve entre el thriller psicológico y el cuento de terror para indagar en el peso y las herencias del patriarcado

Xavier Legrand en el Festival de San Sebastián (Photo by Juan Naharro Gimenez/Getty Images) / Juan Naharro Gimenez

Tras debutar con Custodia compartida, aquel demoledor retrato de la violencia machista con el que ganó el Premio Cesar a mejor película, Xavier Legrand regresa con otro thriller pertubador y asfixiante que le permite seguir indagando en las violencias expansivas del patriarcado. "Tras toda la promoción de mi primera película reflexioné mucho sobre por qué usamos tanto la expresión de "violencia contra las mujeres". Es un tema del que hablamos mucho. Y en esa expresión me plantée que todavía hay una especie de negociación con el problema. Es decir, en la violencia contra las mujeres, el personaje principal, de quien surge el problema, es el hombre. Por eso me plantée que es la violencia de los hombres de la que deberíamos hablar", explicaba el autor francés en el pasado Festival de San Sebastián tras la presentación de la cinta en sección oficial.

En El sucesor los protagonistas son los hombres. El director se sumerge de nuevo en la descomposición familiar para reflexionar sobre las relaciones de padres e hijos y la influencia, pese a la distancia y la incomunicación, de la cultura patriarcal. "En este caso quería preguntarme cómo el patriarcado y la violencia masculina pueden afectar a los hombres, a los hijos, a los hermanos ¿Cuál es la herencia que nos llega a los hombres de 40 años de nuestros padres o abuelos de otra sociedad donde el patriarcado era el dominante? ¿Cómo hacemos para vivir con ello? Y también es simbólico ver cómo los hombres incluso hoy en día tienen dificultades para hablar de ello y guardan mucho silencio", añade.

Con estas intenciones el director coloca en el centro de la historia a un diseñador de moda de mediada edad, el nuevo príncipe de la alta costura parisina que está en boca de todos y protagoniza grandes portadas. Marc-André Grondin interpreta a este modisto que acaba de presentar su nueva colección en un impresionante desfile con todas las modelos mostrando los vestidos en una plataforma en forma de espiral. Esa espectacular escenografía abre la película y ya aventura lo que está por venir, la espiral como pesadilla, el laberinto hitchcockiano como aviso del viaje de terror que le espera al protagonista. Tras el éxito del desfile, los flashes y las portadas que le esperan al nuevo rey de la moda, una llamada pone patas arriba toda su vida. Su padre, con el que no tenía apenas relación, ha fallecido en Québec. Y él decide viajar a Canadá para darle sepultura.

Ahí es donde el protagonista inicia su periplo dramático y comienza a plantearse qué peso ha tenido su progenitor en el hombre que es hoy. Como si el niño de Custodia compartida veinte o treinta años más tarde fuera ese diseñador que va a enterrar a su padre. "Lo que es similar en los personajes de los padres, ya sea en Custodia compartida o en El sucesor, es que son hombres dominantes que han ejercido un poder sobre las mujeres, que tienen un régimen patriarcal y efectivamente El sucesor plantea una continuidad para mostrar los diferentes aspectos y los diferentes daños colaterales del patriarcado", admite Legrand del arco de un personaje que se interroga quién era realmente su padre tras descubrir un secreto terrorífico.

El autor lleva al extremo su propuesta con un punto de inflexión que es casi un acto de fe. Si el espectador 'compra' ese triple salto, entrara en un thriller terrorífico y angustioso que le mantendrá en tensión toda la película. Si el público percibe, sin embargo, ese giro radical como un recurso que roza lo absurdo y lo cómico, la película se cae entera. Xavier Legrand lo apuesta todo a una pertubadora sorpresa en la casa de su padre que, obviamente, es mejor no desvelar. "Me gustan los riesgos. Me encanta reinterpretar de alguna forma la dramaturgia, me parece fascinante como espectador encontrar pistas falsas, ser engañado, sacudido por la película y por los personajes. De hecho, eso ya estaba presente en Custodia compartida. Al principio, cuando descubrimos a esta pareja nos preguntamos quién manipula a quién, podemos pensar que quizás ella sea la que está en el centro del conflicto porque denigra al padre, quiere llevarse a los niños... Así que sí, me gusta jugar con varias pistas para demostrar eso, que los personajes son interesantes porque siempre tienen algo que esconder", argumenta de esta decisión que en el pase de San Sebastián causó tantas risas como estupor.

Más allá de este giro en la trama y la investigación culebronesca que inicia el hijo, hay elementos interesantes en El sucesor. Desde el punto de vista formal cómo utiliza y subvierte los códigos del terror o el thriller psicológico a partir de la inquietante actitud el protagonista. "A nivel simbólico hay mucha referencias cinematográficas, hay una cantidad de elementos de terror, con el sótano pensaba en Psicosis o Misery, la escalera, la silueta que baja", explica de películas que tenía en mente para la puesta en escena y el uso simbólico de muchos recursos del género. A eso suma numerosos cambios en la historia respecto al libro en el que se basa muy libremente. El principal, los orígenes y ocupación del protagonista. La figura del diseñador como ese hombre, en apariencia aliado, que también ejerce una violencia sobre el cuerpo de las mujeres y el retrato de un mundo frívolo donde eliges las fotos de la portada de una revista mientras lidias con los asuntos más escabrosos de tu padre.

"Él es un desertor de su clase, de su sociedad. El protagonista no se parece en nada a su padre. No es alguien que quiera dominar a las mujeres. No por vestirlas, las domina, las conoce muy bien, pero por otro lado, esa es solo su imagen pública. Es alguien que ni siquiera tiene una conexión con su padre, el hecho de que tome esa decisión, esa elección que puede resultar difícil de entender, es porque quiere salvarse a sí mismo. Es decir, no quiere a este padre que lo rechazó, ni es un fantasma post mortem que viene a destruir su vida, él se quiere salvar a sí mismo y, muy a su pesar, se reproduce de alguna forma que la víctima, sin saberlo, se convierte en el verdugo", concluye Legrand. El autor francés reviste de teoría, profundidad y reflexiones interesantes una película fallida.

José M. Romero

José M. Romero

Cubre la información de cine y series para El Cine en la SER y coordina la parte digital y las redes...

 
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