"El cerebro tiene un secreto y es que no duele": el neurocirujano español de las emociones que ha revolucionado la cirugía y que se apoya en la inteligencia artificial

La neurocirugía despierta no es una disciplina nueva: es con la que hace años se intentaba preservar el lenguaje y el movimiento de un paciente que debía ser intervenido. Pero si hablamos de poder mantener intactas la atención, la toma de decisiones, las emociones, la capacidad de hacer varias cosas a la vez... y de hacerlo con la ayuda de la Inteligencia Artificial, probablemente el nombre con el que demos es con el de Jesús Martín-Fernández.

"Soy músico y a ratos soy neurocirujano". Así se presenta el que a sus 31 años divulga internacionalmente sus descubrimientos en neurocirugía despierta con la ayuda de un test creado con Inteligencia Artificial para preservar las emociones y otras funciones que hasta ahora no se consideraban prioritarias a la hora de intervenir el cerebro de un paciente.

"Hay dos formas de ver el cerebro de una persona con un tumor cerebral: entrando en su mente con la luz apagada, mientras te vas chocando con los muebles, pisas cosas, se caen al suelo... O puedes desde el principio encender la luz, ver la habitación, dónde están las cosas y pasar sin hacer ningún desastre. Por eso lo hago despierto". Así localiza, mapea, comprueba que las distintas funciones que nos hacen ser quienes somos salgan intactas de la extirpación de un tumor, por ejemplo. Las emociones, la atención, la capacidad de hacer varias cosas a la vez, la toma de decisiones, la cognición social... Nada debe ser alterado.

Martín-Fernández divulga con entusiasmo, como hace en el libro que acaba de publicar con la editorial Paidós "Dime qué sientes", que no hay dos cerebros iguales, que es un metasistema en cinco dimensiones, un órgano en constante movimiento y evolución. "Queremos entender el cerebro por fuera como si fuera un hígado o un fémur y es un sistema eléctrico complejo, autoorganizado y flexible. Y que, a través que eso que no vemos, que solo podemos medir eléctricamente, nos ayuda a adaptar el comportamiento a lo que nos va pasando cada segundo".

Fascinado por la medicina y por la música -lo único que el ser humano crea sin necesitarlo- tomó una doble vida, un camino con el doble de esfuerzo: componer para orquesta sinfónica, cine y teatro y operar por todo el mundo, aprender en cada intervención del órgano del que menos sabemos y sabremos. "Probablemente, me muera sin saber cómo un órgano que es prácticamente igual por fuera en todo el mundo puede generar un mundo tan diferente en cada individuo de forma subjetiva, cómo nace la conciencia, cómo surge la experiencia...", sentencia.