El ERTE de Freixenet, el primer pago visible de la factura del cambio climático

El cambio climático va a tener una serie de consecuencias económicas negativas que cada vez vivimos más de cerca. El ERTE que planea Freixenet, que va a afectar a más de 600 trabajadores de su plantilla, es el primer pago visible de un recibo milmillonario. Y es que lo hemos dicho muchas veces, es más barato pagar la prevención que las consecuencias de ese cambio climático.

Freixenet debería estar produciendo más. Según sus últimas proyecciones de mercado, la demanda de cavas y vinos espumosos está aumentando un 6% y la compañía iba bien: sus ventas marcaron en 2023 un récord de 1.230 millones de euros. Y pretendía ir mejor, ya que sus ventas han crecido un 4% y las de Mionetto (bodega de Henkell, matiz de Freixenet) un 11%.

Pero por mucha demanda que haya, si no hay uva, no hay posibilidad de servir. Y el Penedés vive una sequía desde 2021, lo mismo que tierras como Brasil. Así que quienes creen que esto es un “invento progre”, estas Navidades verán que hay menos cava en sus mesas, que es más caro y que 600 trabajadores se quedan en la calle. Es el primer pago y el más cercano, pero solo el primero.

Una factura que estamos pagando ya con el cava y el aceite de oliva

Pues el primer capítulo lo podemos llamar “capítulo Freixenet” o “capítulo aceite de oliva”. Lo pagamos con alimentos mucho más caros. La cosecha de aceite cayó un 40% hace dos años, un 20% el pasado… el precio del aceite ha subido un 60% en 12 meses. Así que, en la cesta de la compra, hay menos productos y más caros.

La siguiente factura, la pagamos en nuestra casa y en el seguro del hogar. Los daños de fenómenos extremos prevén costar hasta un 9% del valor de la vivienda, según los cálculos de The Economist. Un 9% del valor inmobiliario son 25 billones con, es el PIB de España en casi 15 años.

Y lo peor es que las aseguradoras lo saben, así que están subiendo los precios de los seguros del hogar para compensar daños cada vez mayores. Y si a eso sumamos daños en calles y espacios públicos, la factura en la Unión Europea en los últimos tres años suma 5.000 millones en pérdidas.

• Si hasta 2009 teníamos tres ‘supertormentas’ en Europa (las que causan más de 1.000 millones en daños).
• En la década siguiente, hasta 2019, tuvimos 10 (más del triple).
• Y en lo que llevamos de década ya llevamos seis. Seis en cuatro años. A este ritmo habremos saltado de 3, a 10 y a 15, el quíntuple que cuando empezó el siglo. Las pérdidas en lo público se disparan.

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¿Qué dicen las grandes cifras de estas pérdidas por sequías?

Dicen que van a más y que es mucho más barato adoptar medidas preventivas que reparar daños. Según el World Economic Forum, las sequías han aumentado un 30% desde el año 2000 y los daños económicos que generan un 63%. Naciones Unidas dice que esa sequía impactará en 3 de cada 4 habitantes del planeta en 2050.

Por empezar desde lejos:

• El Sur de Estados Unidos vive su periodo más seco en 1.200 años. Algunas rutas de transporte por el Río Mississippi –por el que cruzaban 450 millones de toneladas de importaciones y exportaciones– han tenido que ser cerradas en octubre por falta de profundidad del agua. Las pérdidas económicas allí se estiman en 20.000 millones de dólares
• En Brasil, el Amazonas está en su punto más bajo desde 1902. Los precios de cafés, cacaos, etc. están en máximos históricos.
• China vive sus niveles de agua más bajos desde 1865, desde el siglo XIX, y ha tenido que cerrar factorías por falta de agua y de refrigeración. La segunda economía del planeta paga una “factura climática”.
• Y Europa vive su peor sequía en 500 años

El drama es humano, pero si le ponemos cifras económicas da verdadero miedo.

Vamos a ponernos en el escenario moderado –ni benigno, ni catastrófico– según ese escenario: La economía mundial caerá un 19%, es decir, se van a perder 38 billones de dólares. Para que la gente nos entienda, si esos daños los pagara solo España deberíamos estar casi 25 años trabajando para pagar ese agujero. Eso son 38 billones.

Y lo peor es que esa factura es muy desigual: duele más a los más pobres (que normalmente dependen de la agricultura o el turismo). En España, duele más a Andalucía y Extremadura.

A quienes niegan el cambio climático, sólo hay que decirles que la hipoteca climática que hemos empezado a pagar ya en dinero y empleos es sólo un anticipo si no frenamos esto.