Entre recortes de revista, viejas fotografías y un Ondas del año 54 -uno de los primeros que se otorgaron- nos recibe Fernando Pérez-Íñigo de Quintana en su piso del Barrio de Las Letras de Madrid. Aunque no será su historia la que contemos, sí será parte central de ella. Su mujer, Maribel Alonso fue una de las estrellas radiofónicas más importantes de la postguerra.

"Ahí está Maribel, con el Ondas" nos cuenta Fernando, mientras señala la foto de la que fue su mujer durante 66 años. Maribel Alonso es un nombre que, a priori, podría pasarnos desapercibido, pero en los años de la postguerra fue reconocidísimo por vincularse a una de las actrices de radionovelas más importantes del país. "Era más que Vinicius", nos dice, "las tiendas cerraban a la hora de la novela, para que las señoras pudieran escucharla". Esto pasaba cada tarde en Madrid, cuando su voz sonaba en ficciones como 'Se ha perdido un collar' o la 'La casa de la Toya', pero su historia hasta llegar a formar parte del primer Cuadro de Actores de Radio Madrid no fue tan sencilla.

No tenía los 14 años cuando una vecina de Maribel tocó el timbre para cantar con ella unas canciones y recitar unos versos. Después de ese encuentro, propusieron a sus padres que hiciera una prueba para Radio Madrid, y así fue como en Gran Vía 32 Maribel se encontró con el periodista y locutor Bobby Deglané. Él hacía las pruebas, pero no la llamó para la audición. "No me han llamado", dijo la joven aspirante. Deglané intentó disuadirla puntalizándole que era un personaje mucho más adulto que ella y con acento argentino. Pero ella insistió, y esa perseverancia le dio el puesto para formar parte del primer Cuadro de Actores de Radio Madrid. "Solo pudo decirle, vente el sábado que tienes trabajo", rememora Pérez-Íñigo.

A partir de ese momento, Maribel Alonso se asociaría a las Ondas y a éxitos como 'El teatro del aire' donde interpetó a Ofelia o Julieta de Shakespeare. Años más tarde, a los 25, conocería a un joven estudiante de medicina. Nos referimos, por supuesto a Fernando: "Un compañero me llamó y me dijo: puedes venir con una chica, que es monísima y actriz". En ese momento él no pensó que una mujer como ella fuera a fijarse en él, y en un principio, la cosa se quedó ahí. En un paseo por Madrid, un Jueves Santo donde no había mucho que hacer.

Meses después, él fue destinado a Ceuta por unas prácticas. Aquí durante un domingo de guardia volvió a saber de Maribel al encender la radio: "Esa voz, es Maribel", se dijo. La reconoció al momento y se aventuró a enviarle una carta proponiéndole volver a verse.

La carta llegó, y tuvo respuesta. A su vuelta a Madrid por Navidad, volvieron a quedar y en dos meses estaban prometidos. "Ahí me vi con la obligación de decir a sus padres que yo la acompañaba a las grabaciones", narra sobre ese momento en el que, por supuesto, que estaba nervioso. Adem´sa Maribel tardó unos días en contestarle a la propuesta:"Seguramente para atar cabos sueltos", decía, refiriéndose a algún otro pretendiente que ella pudiera tener.

Las grabaciones en la radio eran largas y Fernando solía esperar en un bar cercano mientras seguía estudiando para médico. Como curiosidad, nos cuenta que "las cosas importantes se grababan en la azotea y de noche", porque, "por las tardes la Gran Vía estaba llena de ruido". Además, no le gustaba 'zangonear por ahí'. Incluso llegó a pensar que Antonio Calderón le odiaba un poco porque "le había robado a su niña".

La 'robaba' porque, en ese momento, las mujeres dejaban sus carreras cuando se casaban. Y hablando de la boda, tuvo que celebrarse en El Escorial, para evitar las aglomeraciones. Aun así, fue el foco de todas las miradas y portada de la revista Ondas del 54: "recuerdo una foto cogiendo a una chica que iba con unas tijeras para cortar un trozo del velo", porque claro, todo el mundo quería recordar el momento.

Ese mismo año 54, unos meses después y en Larache -Marruecos- Maribel recibió la noticia de que le habían otorgado un Ondas. No pudo recogerlo, porque la ceremonia era en Barcelona y según nos descubre su, por aquel entonces, flamante marido: "nos pilló en la cama, porque estábamos recién casados". También reconoce que lo recibieron con mucha alegría, aunque Alonso no le hizo "demasiado caso" a la estatuilla.

Pese a que su carrera paró tras la boda, la escuchamos en cuentos infantiles como: 'La lechera', 'La cigarra y la hormiga' o 'Los tres osos', entre otros muchos que podemos seguir escuchando. Hasta grabó cursos de español para el Reino Unido, e hizo cine. Apareció junto a Fernando Fernán-Gómez en 'Pototo, Boliche y compañía'. Incluso nos asegura, que fue la voz de Carmen Sevilla en la primera versión de 'La revoltosa'.

El siguiente destino fue Donostia. Allí hizo algunas colaboraciones: como 'Diálogos con el director' y un consultorio donde recibía consultas médicas. "Le molestaba que le dijeran que tenía una voz dulce", reivindica Pérez-Íñigo "siempre decía que lo importante no es la voz, sino saber manejarla".

Maribel Alonso falleció el pasado año 2020, pero su memora y trabajo lo recuperan a diario su familia y compañeros que siguen admirando a la mujer cuya voz callaba, cada tarde, las calles de todo el país.