Esperando a Pedro Sánchez

Cuando la política se hace desde el rencor, la boca dispara sandeces, y así, de esta manera, a la espera de que Sánchez deshoje la Rosa Socialista, desesperan unos cuantos que se desviven porque llegue el lunes y con el pecho henchido decir “Te lo dije, te dije que se iba ”o por contra afirmar: ”Te lo dije, te dije que todo esto era una maniobra de este tipo para reforzarse en el poder”.

Para los exclusivos propietarios de la verdad, este va a ser el fin de semana más largo de sus vidas. Ahí están ellos, en el casino de las apuestas políticas anticipándonos con sus bolas de cristal la decisión que anunciará el lunes Pedro Sánchez. Algunos de ellos, incluso disparando contra sus propios odios, ese que le profesan sin tregua a Sánchez al que desean ver a toda costa fuera de La Moncloa, pero que temen con pánico extremo la posibilidad de que El Presidente abandone la política y les deje las caras pintadas con la teoría de que todo esto es un ardid del Ave Fénix Socialista, para una vez más resurgir de sus cenizas y remontar vuelo sobre la Piel de Toro, Ciudades Autónomas y Territorios Ultraperiféricos.

Casi todos los mortales coincidimos en el deseo de que lleguen los fines de semana para descansar, pero algunos, le entregarían, aún más, sus almas al diablo para que este fin de semana se borrase del calendario y así poder continuar con esa descarga de bilis que les nace del lado más pestilente de sus entrañas.

Son esos sujetos, que más que detestar la vida y obra de Pedro Sánchez, lo odian personalmente con todas las fuerzas de sus vísceras porque no pueden con el personaje y su admirable, que no patriótica, capacidad de reinventarse.

En plata, gente que no lo traga, pero al que tal vez, llegarán a echar de menos, porque quedarán retratados en sus papeles de pelotas permanentes alabando a sus propietarios y sin enemigo al que disparar diariamente.

Lo dicho, cuando la política se hace desde el rencor, la boca dispara sandeces, como esa afirmación de que Sánchez ha propiciado un vacío de poder con estos días de reflexión o paripé.

Vacíos los suyos, de chorizos embazados, eso, al vacío.